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Prótesis mamarias y lactancia

Una vez que la lactancia finaliza, los pechos pierden volumen y turgencia, y suelen quedar más chatos y en ocasiones caídos. Originalmente, las prótesis mamarias estaban destinados a resolver este tipo de situaciones, o bien a las mujeres que habían perdido las mamas como consecuencia de una enfermedad. Pero hoy en día, cada vez es más común que las jóvenes (y no tanto) que están disconformes con la forma o el tamaño de sus pechos recurran a la cirugía para mejorar su aspecto.

Los implantes mamarios pueden ser una solución para las mujeres que no están conformes con la imagen de sus pechos, pero, ¿pueden interferir con la lactancia?

¿Ahora o espero?

Las mujeres que desean tener hijos pueden temer que una cirugía estética de mamas las impida dar el pecho a su bebé. Nada de eso: para garantizar una lactancia 100% segura, las prótesis se colocan detrás de las glándulas mamarias.

En cuanto al momento más oportuno para operarse, conviene tener en cuenta algunas indicaciones:

  • Es ideal esperar hasta los 18 a 20 años. A esa edad, el cuerpo ya se encuentra completamente desarrollado.
  • Si estás buscando un bebé, dejá la cirugía para más adelante. Si querés operarte ya, deberás esperar por lo menos 1 año para quedar embarazada. Los motivos son básicamente dos: 1) cuando se colocan implantes, la piel se estira, y demora entre 3 y 6 meses hasta que los tejidos se normalizan; 2) durante la gestación los pechos aumentan naturalmente de tamaño.
  • Finalizado el destete, la recomendación es esperar entre 3 y 6 meses para realizar la cirugía.

Los implantes se colocan detrás de las glándulas mamarias: justamente por eso no interfieren con la lactancia.

Prótesis lactancia

Cómo se realiza un implante mamario

Los implantes mamarios son una especie de cápsula rellena de gel de silicona, recubierta de una membrana externa de elastómero de silicona; son suaves y blandos, y tienen una consistencia, estructura y un soporte similares a los de una mama natural.

Para colocarlos, es preciso efectuar un corte de aproximadamente 4 a 5 cm. Las prótesis ingresan por esa pequeña “puerta”, y como son sumamente maleables, terminan de expandirse adentro del pecho.

En cuanto al lugar de la incisión, a lo largo de los años las técnicas quirúrgicas han ido cambiando, en busca de la forma menos visible y más estética de ocultar la cicatriz.

  • Incisión submamaria: Se realiza por debajo del pecho, en el surco submamario. Desde allí se ingresa a la parte posterior de la mama, separando los tejidos pero sin cortarlos. La prótesis se coloca detrás de la glándula mamaria.
    La mayoría de las cirugías se realiza mediante esta técnica, porque además de estética (la cicatriz queda escondida debajo del pecho) es muy segura: el riesgo de infección es sumamente bajo, y además no se atraviesa la glándula mamaria, lo que representa una ventaja para las mujeres que desean tener hijos.
  • Incisión periareolar: El corte se realiza alrededor de la areola. Para colocar el implante es preciso atravesar parte de la glándula mamaria, procedimiento que podría llegar a dañar algunos conductos galactóforos. De todas formas la lactancia no se verá afectada, porque las mamas tienen entre 12 y 14 conductos y eventualmente podrían dañarse solo 2 o 3.
    Esta técnica puede ser alternativa para las que ya son madres. De todos modos, si la mujer aún no tiene hijos, el cirujano puede ingresar por esta vía y desviar la incisión hacia abajo, para no atravesar la glándula.
  • Incisión axilar: Se ingresa por la axila. Esta técnica, 100 por ciento segura para la lactancia, es, sin embargo, la menos recomendable, porque resulta muy complejo manipular el implante para instalarlo en su lugar. Además, una vez colocadas las prótesis, puede notarse una mínima discrepancia entre ambos pechos.

Eventuales complicaciones

Una vez colocados, los implantes no tienen movilidad, de modo que no hay riesgo de que se desplacen: quedan instalados siempre en el mismo lugar.

Lo que sí puede suceder, aunque en raras ocasiones, es que se rompan o bien que se encapsulen.

  • Rotura de la prótesis: Las prótesis mamarias que hoy se utilizan son de cuarta y quinta generación, y tienen una durabilidad bastante extensa, independientemente de que la mujer haya amamantado o no. Hasta los 10 años es muy difícil que se rompan, pero el riesgo empieza a aumentar a partir de ese momento, y más aún alrededor de los 15 años. Por eso algunos profesiones recomiendan cambiarlas cada 10 o 15 años.
    La única manera de confirmar la rotura de un implante es por medio de una ecografía o de una mamografía. A simple vista o al tacto, no es posible advertirlo. De todos modos no hay que alarmarse: las prótesis actuales están fabricadas con geles “de baja migración”, es decir que aunque la membrana externa se rompa, la silicona no pasará al organismo. Y si estás amamantando, tampoco afectará a tu bebé. Lo que se hace es programar una cirugía y reemplazar las prótesis.
  • Encapsulamiento: Es el proceso de endurecimiento, engrosamiento o retracción de la membrana que envuelve el implante. Las prótesis tienen un volumen aproximado de 200 cc, y están recubiertas por una membrana que garantiza que ocuparán en el cuerpo ese mismo espacio. Sin embargo, a lo largo de la vida algunas mujeres pueden sufrir una retracción concéntrica. ¿Qué significa? Que la membrana se “acerca” a sí misma, y ese espacio que antes ocupaba 200 cc puede pasar a tener, por ejemplo, 190 cc. En consecuencia, el gel interno se va tornando más duro y rígido y puede incluso provocar dolor.
    El encapsulamiento es una complicación que afecta al 7% de las mujeres operadas, y puede producirse al poco tiempo de la cirugía o bien muchos años después, y no depende de que la mujer haya dado el pecho o no. La solución consiste en remover las prótesis y reemplazarlas por otras.

DATO
Las prótesis mamarias no aumentan el riesgo de padecer mastitis.

Mastitis y estrías

Cuando se colocan implantes, la piel se estira para adaptarse al nuevo tamaño los pechos. Si a eso se le suma un embarazo -con el consecuente agrandamiento mamario- las estrías se convierten en un fantasma que suele atemorizar a las futuras mamás. Si bien es cierto que se producen a raíz del estiramiento cutáneo, hay mujeres más propensas a padecerlas que otras. Depende, sobre todo, de la elasticidad de piel, atributo que está dado por las fibras de colágeno y elastina que forman parte de su estructura. En otras palabras, nada tienen que ver con los implantes. Con prótesis o sin ellas, una futura mamá puede notar la aparición de estrías, de acuerdo a cómo responda a la dilatación de las mamas a lo largo del embarazo y la lactancia.

En cuanto a la mastitis, es una complicación infecciosa que puede obedecer al ingreso de una bacteria a través de una grieta en el pezón, o al taponamiento reiterado de los conductos. Lo cierto es que ninguna de las causas es atribuible a las prótesis: una madre con implantes mamarios tiene las mismas chances de padecer mastitis que cualquier otra mujer que está dando el pecho.

DATO
Las estrías dependen del tipo de piel. Nada tienen que ver con los implantes mamarios.

Asesoró:
Dr. Fabián Cortiñas, Médico cirujano plástico, miembro de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora
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