¿Hermanito o hermanita? Las preferencias del primogénito
Los chicos tienen sus preferencias y suelen manifestarlas. Pero claro, no pueden decidir qué sexo tendrá su hermanito.
Cuando una familia espera la llegada de un nuevo bebé, es común que el primogénito exprese sus deseos respecto al sexo del futuro hermanito. Aunque estos deseos no pueden influir en el resultado, comprender las emociones y expectativas del niño ayuda a manejar la transición de ser hijo único a compartir la atención de los padres con un nuevo integrante.
La gran pregunta: ¿Hermanito o hermanita?
Es probable que, en algún momento, el primogénito pregunte: “¿Voy a tener un hermanito o una hermanita?”. Aunque la respuesta solo puede conocerse tras la ecografía, este cuestionamiento refleja la curiosidad y la importancia que el nuevo bebé tiene en su vida. Pero, ¿realmente le da lo mismo si es un hermanito o hermanita? ¿Existen ventajas o desventajas según el sexo del bebé?
Celos ante la llegada del nuevo hermano
Los celos son una respuesta emocional común en los niños, especialmente cuando se enfrentan a la llegada de un nuevo hermano. Estos sentimientos, naturales en el proceso de desarrollo, están ligados al temor de perder el amor o la atención de los padres. Aunque como adultos nos gustaría evitar que nuestros hijos sientan celos, es importante recordar que estos forman parte de una adaptación normal.
En este contexto, lo más importante es ayudar al primogénito a entender que el amor de los padres no se reduce, sino que se multiplica con la llegada del nuevo bebé. A través de la enseñanza de compartir y evitar el favoritismo, los niños aprenderán a sumar afectos en lugar de restarlos, y a convivir con sus hermanos de manera saludable.
¿Es mejor que el bebé sea del mismo sexo?
Muchas veces, los padres se preguntan si sería mejor que el segundo hijo sea del mismo sexo que el primogénito o no. Algunos prefieren géneros distintos para formar la “parejita”, mientras que otros optan por que sean del mismo sexo para facilitar la convivencia, como compartir la habitación, la ropa o los juegos.
Sin embargo, cuando se trata de los sentimientos del niño, el sexo del bebé no suele ser lo más importante. Para el primogénito, lo que realmente puede generar inseguridad es la idea de compartir el amor y la atención de sus padres. Por eso, más allá del sexo del nuevo hermano, la clave está en cómo se maneja la situación desde el hogar.
Para el niño, lo “peligroso” es tener que compartir a sus papás. Da lo mismo que se trate de un hermano o de una hermana.
El pensamiento mágico de los niños
Los niños suelen creer que con solo desear algo, este deseo se convertirá en realidad. Esto es lo que llamamos “pensamiento mágico”, y es el motivo por el cual creen en personajes como Papá Noel o los Reyes Magos. Del mismo modo, pueden suponer que desear tener un hermanito o una hermanita será suficiente para que ocurra.
Es fundamental explicarles que el sexo del bebé no depende de lo que ellos, ni mamá o papá, deseen. Si el resultado no coincide con sus expectativas, es importante acompañarlos para que comprendan que tener un hermano, sin importar el sexo, es una experiencia positiva.
Preferencias del primogénito según su edad
- 1½ a 3 años: En esta etapa, el niño suele preferir que el bebé sea del mismo sexo para poder compartir juegos. Sin embargo, a esta edad, los recursos emocionales para manejar los celos aún son limitados, por lo que es común que los expresen de manera más impulsiva o incluso con agresividad.
Cuando el niño es pequeño, suele desear que su hermano por nacer tenga su mismo sexo, para poder compartir los juegos.
- 4 años: A esta edad, los niños suelen tener una visión más marcada de las diferencias de género. Las niñas pueden estar más interesadas en actividades tradicionalmente femeninas, mientras que los niños prefieren juegos más físicos o con autos. Aquí es cuando los celos suelen aumentar, especialmente si el bebé recién nacido es percibido como un “intruso” en su espacio o “equipo”. En síntesis: en esta etapa, las relaciones entre hermanos pueden ser realmente difíciles, porque un chico de 4 años tiene un tamaño considerable como para resultar molesto si así se lo propone.
- 5 años: Los niños de esta edad entienden mejor las conductas típicas de cada género y pueden tener opiniones más rígidas sobre lo que es apropiado para niños o niñas. A esta edad, es importante que los padres ofrezcan un ejemplo inclusivo y flexible, para evitar reforzar estereotipos.
Para la niña, el entretenimiento preferido es “jugar a la mamá”. Por eso, un hermanito (o hermanita) despierta su interés por jugar con él. Pero no como hermano, sino como “muñeco-hijo”. Y es cierto que las nenas suelen ser más tolerantes, protectoras y amables con los más pequeños. De todos modos, no hay que olvidar que a los 5 años todavía son muy chiquitas para hacerse responsables del cuidado de otra criatura.
Para una nena el entretenimiento preferido es “jugar a la mamá”. Por eso, un hermanito (o hermanita) despierta su interés por jugar con él. Pero no como hermano, sino como “muñeco-hijo”.
Consejos para atenuar los celos entre hermanos
Sea cual sea el sexo del bebé, hay algunas estrategias que pueden ayudar a que la transición sea más llevadera para el primogénito:
- Si el bebé es del mismo sexo, resalta lo que el primogénito podrá enseñarle “por ser más grande”.
- Si tenés un varón y estás esperando una nena, decile -por ejemplo- que él seguirá siendo el más chiquito de los varones y su hermana la más chiquita de las mujeres.
Y sean del sexo que sean…
- Trata de ofrecerles la misma atención y cantidad de actividades a ambos hijos.
- Evita premiar o dar más atenciones a uno de los hijos de manera desproporcionada.
- Dedica tiempo de calidad a cada uno, para que ambos sientan que son igualmente importantes.
- Permitiles a ambos similar variedad y cantidad de actividades.
En resumen, la llegada de un hermano o hermana es un momento crucial para el primogénito. Aunque los celos son una parte natural del proceso, con el apoyo adecuado, los niños pueden aprender a aceptar y amar a sus hermanos, independientemente del sexo del bebé.
Con el asesoramiento de la Dra. Mariana Czapski – Psicóloga – Especialista en Psicología Clínica
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