¡Mi bebé se pone bizco!
Durante los primeros meses de vida, tanto los pediatras como los oftalmólogos infantiles reciben una consulta habitual. El bebé no solamente no fija la mirada, sino que por momentos la desvía y se pone bizco. Lógicamente, esto genera una gran preocupación y angustia en los padres, porque piensan que tiene algún problema. Sin embargo, para su tranquilidad, es normal y frecuente que esto ocurra durante los primeros 2 o 3 meses de vida.
Por lo general el bebé no se pone bizco todo el tiempo, sino que estas desviaciones se dan en forma intermitente. Cuando el bebé despierta o cuando tienen mucho sueño, es habitual que desvíe los ojitos hacia fuera (lo que recibe el nombre de divergencia). En cambio, si mueve los ojos en forma poco coordinada o intenta mirar objetos muy cercanos o sus propias manitos, es normal que el desvío sea hacia adentro, como si se miraran la nariz (convergencia).
A qué se debe
Al nacer, y durante los primeros meses de vida, la mayoría de las capacidades visuales del bebé no han madurado por completo. En la mayoría de los casos, a medida que pasan los meses, la desviación se irá corrigiendo poco a poco, y el bebé conseguirá alinear sus ojos y fijar la mirada correctamente de forma espontánea.
Estas desviaciones son normales en los primeros 3 meses de vida. Pero pasado ese tiempo, si el bebé se sigue poniendo bizco, si no logra fijar la mirada o hacer contacto visual cuando se colocan cerca de él, es importante realizar una consulta oftalmológica. El objetivo de descartar una verdadera desviación o alguna alteración en la maduración visual del pequeño.
Es fundamental preguntar a los papás si existen antecedentes familiares de estrabismo, ya que hay una asociación hereditaria de esta patología.
El falso estrabismo
Como dijimos, sólo un estrabismo que persiste más allá de los 3 meses puede ser considerado patológico. Sin embargo, pasado ese tiempo, muchas veces los papás consultan al oftalmólogo por posibles desviaciones oculares en los pequeños: notan alguna asimetría, o una diferencia en la apariencia de un ojo al moverse hacia los lados.
Esta aparente desviación se llama “pseudoestrabismo” (es decir que parece, pero no lo es). Esta “falsa bizquera” no es patológica, y generalmente se debe a que la piel del pliegue interno de los párpados puede ser amplia, y además, a que el puente nasal puede ser chato. Estas dos características dan la sensación de ojos cruzados, ya que la parte blanca del ojo que está entre el iris y el ángulo interno del párpado es más reducida. Esto es algo que se ve en forma notoria en las fotos. Por este motivo generalmente se les pide a los papás que lleven fotos del bebé tomadas en casa en esos momentos en los que notan la desviación. Eso ayuda a explicar y a diferenciar si se trata de una falso estrabismo o de un estrabismo propiamente dicho.
Es tan normal como frecuente que el bebé desvíe los ojitos durante los primeros 2 o 3 meses de vida.
Cómo se hace el diagnóstico
Para diagnosticar el estrabismo los oftalmólogos realizan una prueba muy sencilla: acercan una luz y observan cómo es el reflejo en cada ojo: la luz debería caer simétricamente en ambas pupilas. Si los reflejos de luz no caen en la misma posición en cada ojo, hay estrabismo.
El pseudoestrabismo no requiere tratamiento alguno, y su aspecto tiende a mejorar con el tiempo.
El estrabismo en cambio, requiere un tratamiento temprano; caso contrario, puede llevar a la pérdida permanente de la visión.
Por esto, si se sospecha que un niño tiene estrabismo es fundamental efectuar una consulta con un oftalmólogo, ya que no siempre es fácil para un pediatra diferenciar entre estrabismo verdadero y pseudoestrabismo. Y siempre se debe tener en cuenta que ante la menor duda sobre este tema, lo mejor es siempre recurrir a un oftalmólogo de confianza.
Asesoró: Dra. María Ximena González, médica oftalmóloga
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