Separarse sin lastimar: cómo hablar con los hijos
Cuando una pareja decide formar una familia, desea que esa unión dure toda la vida. Nadie lo hace con la idea de separarse. Sin embargo, la vida puede llevarnos por caminos inesperados y, a veces, la separación es inevitable. Aunque el vínculo de pareja termine, el lazo con los hijos permanece intacto. No se puede “divorciarse” de los hijos, y eso significa que los padres deben seguir trabajando juntos, coordinando aspectos clave como la educación, los límites, y las visitas. Tan importante como cumplir con estos acuerdos es la manera en la que se les da la noticia a los niños, considerando la edad que tienen y las circunstancias que motivan la separación, pero preservándolos de los rencores que los adultos puedan guardar. La clave es hablar siempre con la verdad, pero también saber dosificarla.
Decisión tomada
La decisión de divorciarse va gestándose lentamente, y ambos miembros de la pareja son responsables de ella, aun cuando alguno de los dos pretenda no haberse dado cuenta. A menudo se incluye un “tercero en discordia” para poner de manifiesto las dificultades que tenían como pareja, sin comprender que esa no fue la causa de la ruptura sino el desencadenante. Una vez que la decisión está clara, surgen preguntas difíciles: ¿quién se lo dice a los chicos? ¿Cómo lo hacemos?
Hablar de estos temas no es fácil, especialmente cuando nos duele, pero es un paso necesario. Lo ideal es que ambos padres comuniquen la noticia juntos, mostrando unidad. Si eso no es posible, es importante ponerse de acuerdo en qué decir, para evitar contradicciones y confusión en los niños.
La clave es hablar siempre con la verdad, pero también saber dosificarla.
Qué decirles
Cada familia tiene su estilo y su propia forma de abordar la situación, pero hay ciertos mensajes clave que deberían estar presentes:
- La decisión fue tomada por ambos padres.
- El motivo es mejorar la convivencia y evitar conflictos.
- Aclararles que los niños no son culpables de la separación.
- Explicarles cómo afectará esto a sus rutinas (dónde vivirán, dónde estará el otro padre).
- Garantizarles que ambos seguirán presentes en sus vidas.
- Estar preparados para responder las preguntas que los chicos formulen y dar seguridad.
Una forma de transmitir esta noticia podría ser: “Queremos contarles que tomamos una decisión que nos pone tristes, pero que sabemos que será para mejor. Papá y mamá se van a separar, porque ya no nos queremos como antes y no deseamos seguir viviendo juntos, pero eso no cambia cuánto los queremos. Seguimos siendo sus papás y siempre lo seremos, pero ya no viviremos juntos como antes”.
Como se trata de una decisión muy importante, que involucra a los dos padres y que modificará las rutinas de los hijos, es conveniente que la noticia sea dada por papá y mamá en forma conjunta.
Adaptar la conversación según la edad
Uno de los mayores interrogantes es: ¿a qué edad se debe hablar con los chicos? Aunque no haya una edad específica, lo importante es adaptar el mensaje a su nivel de comprensión. Para los más pequeños, menos detalles es mejor, mientras que los mayores pueden necesitar más explicaciones.
Hasta los 2 años: No será necesario dar muchos detalles. Lo importante es explicar que uno de ellos va a vivir en otro lado, pero que seguirá viéndolo con frecuencia y que ambos lo quieren mucho.
De 3 a 5 años: En esta etapa, los niños tienen un fuerte sentido de justicia. Es clave evitar que piensen que alguno de los padres es una víctima. El mensaje debe ser claro: fue una decisión de ambos y no hay “buenos” ni “malos”.
De 6 a 8 años: Los chicos comienzan a entender más sobre las relaciones, por lo que es normal que hagan preguntas. Responder con honestidad, pero sin descalificar ni agregar detalles que menosprecien al otro cónyuge, es fundamental para no dañar su vínculo con ambos padres.
A partir de los 8 años: A esta edad ya pueden empezar a formar sus propias conclusiones. Por lo tanto, a medida que puedan ir preguntando a sus padres y a otros miembros de la familia, podrán ir develando las dudas que tengan.
Casos delicados
Cuando la separación está motivada por situaciones más serias, como violencia, infidelidad o adicciones, la conversación se vuelve más compleja. Si los chicos han sido testigos de violencia, será un alivio para ellos que se hable del tema. En el caso de la infidelidad, se puede explicar que los padres dejaron de quererse y que la separación es una decisión adulta. Más adelante, y solo si los chicos preguntan, se puede dar más detalles, siempre cuidando de no convertir al otro en “el villano”.
Cuando los niños son muy chiquitos, no es necesario explicarles los motivos de la separación. Pero sí hay que decirles que ya no vivirán todos juntos, va a vivir en otro lado, para que no sufran creyendo que hay un abandono.
Un antes y un después
Las separaciones son una realidad de la vida. Si podemos hablar de ellas con naturalidad, podemos ayudar a que no se conviertan en un tema tan difícil para los chicos. En muchos casos, los niños ya perciben que algo no está bien antes de que la separación ocurra. El verdadero problema no es el divorcio en sí, sino lo que viene después.
Lo más doloroso para los niños es cuando los padres no cumplen con sus responsabilidades o los usan como mensajeros en sus disputas. Las peleas constantes o la falta de contacto generan en los chicos una gran inseguridad. El divorcio puede, en muchos casos, ser un alivio, siempre y cuando los adultos logren mantener la paz y poner fin a los conflictos.
Al final del día, los chicos necesitan sentir que, aunque sus padres ya no estén juntos, siguen siendo un equipo en lo que respecta a ellos. Eso es lo que los ayudará a enfrentar el cambio sin sentir que el mundo se les viene abajo.
Con el asesoramiento de Dra. Mariana Czapski – Psicóloga y Especialista en Psicología Clínica
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