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Cómo elegir una mascota

¡Quiero una mascota!” es una frase que, tarde o temprano, suelen escuchar los padres. Y es entonces cuando se abre el debate familiar, sobre la conveniencia o no de tener una y, en caso afirmativo, será necesario definir cuál es la más adecuada para el hogar. Ante todo, así los chicos como los adultos del hogar, deben comprender que un animalito no es un peluche sino un ser vivo, y que requiere de grandes responsabilidades.

Dependiendo de la edad del niño es que se puede tomar la decisión por una u otra especie. Las opciones son variadas. Perros y gatos son las mascotas más tradicionales y las que más llaman la atención y -en consecuencia- el reclamo de los niños suele ser por una de ellas. También hay otras especies que pueden ocupar el lugar de mascotas dentro del hogar, como un hámster, un pajarito o un pececito de colores (que obviamente son mucho más fáciles de cuidar y mucho menos costosas de mantener). Por supuesto que esto tendrá mucho que ver con la personalidad del niño y su gusto por los animales: mientras unos demuestran una natural inclinación por el contacto con las mascotas, otros, pierden interés al poco tiempo de la llegada de la misma al hogar.

Pero antes de salir a comprar impulsivamente un animalito, es importante conocer los pros y contras de cada una de las especies:

Perros

son animales muy sociables que pueden transformarse en compañeros de juegos del niño, particularmente cuando son cachorros, y mucho más si el chico tiene al menos 5 años de edad. Interactúan con quienes conviven y tienen grandes demostraciones de cariño, lo que muy aceptado por sus dueños. Hay muchas razas, y algunas son más adecuadas que otras para hogares con niños pequeños. Sin embargo, hay que tener en cuenta que requieren cuidados por parte de los adultos de la casa, que pueden insumir bastante tiempo (hay que sacarlos a pasear a diario) y también dinero. Con respecto al cuidado sanitario y las enfermedades que pueden transmitir, con un adecuado control veterinario no representan un problema grave.

Gatos

llegan a ser excelentes mascotas, pero menos afectivos y más independientes. No se les puede pedir “que sean perros” ni que se transformen en compañeros de juego de los chicos. Lo más común es que, a los pocos meses de estar en el hogar, para el niño sea una misión imposible acercarse a menos de un metro del animal, antes de que salga disparado a ocultarse en el lugar más recóndito de la casa. La ventaja: son mucho más fáciles de mantener que los perros, y desde el aspecto sanitario no es un gran problema preservar un estado de sanidad correcto.

Hámsters

ocupan un lugar pequeño y delimitado, y en lo que a su manutención se refiere, presentan grandes ventajas sobre perros o gatos. Pero este tipo de mascotas no tiene demasiada interacción con sus dueños -sean niños o adultos-, y no se puede pretender que los chicos pasen horas entretenidos con ellos. Con niveles básicos de higiene, es posible lograr un estado sanitario seguro para todos los integrantes de la familia. Un detalle a tener en cuenta: estos animales tienen una expectativa de vida muy corta, por lo que -en un par de años- tu hijo deberá enfrentarse con la irremediable muerte de su mascota. Depende de la perspectiva con que se lo mire, esta triste experiencia puede ser útil para comprender el ciclo de vida.

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Conejos

en su etapa de gazapos (conejos bebés) cuesta resistirse a ellos, y fascinan a los niños. Dado que son bastante frágiles, debería tenerse en cuenta la personalidad del niño antes de adquirir uno. Su interacción con las personas es escasa, y en especial con los chicos. Su cuidado no insume una gran cantidad de tiempo, pero no se los puede tener en un ambiente tan limitado como a un hámster. Envejecen rápido y en algunas ocasiones pueden llegar a morder, con lo cual hay que estar muy atentos si en la casa hay niños pequeños. Desde el punto de vista sanitario -si bien no requiere de mucho tiempo ni dinero- necesitan ciertos cuidados.

Aves

(canarios, cotorritas, etc.): en su papel de mascotas, tal vez sean más apreciados por los adultos que por los niños. Es extraño que los chicos se maravillen observando su colorido plumaje, o escuchando su trinar entonado. Por otra parte, los chicos son curiosos por naturaleza, y no es extraño que quieran saber qué ocurriría si lo tocara con un palito a través de los alambres de la jaula, o si sacudiera la misma para observar la reacción de la mascota. El aspecto sanitario de las aves es más complejo, ya que pueden transmitir una enfermedad infecciosa que afecta a las vías respiratorias. Por esta razón es necesario ubicarlo en un lugar con buena ventilación: esa probable infección solo ocurre cuando la jaula está en un ambiente cerrado y mal ventilado, y en consecuencia los gérmenes (que flotan en el aire por ser muy livianos) puedan pasar del animal a las personas. Fuera de esto, son fáciles de mantener y a un bajo costo.

Peces

tal vez sea una buena opción para niños de una determinada edad y personalidad. Si bien no se logra una interacción, a los chicos les gusta y entretiene ver su comportamiento en el agua, y pueden comenzar a ser responsables directos de su cuidado. Para muchos adultos es un hobby (y no muy barato por cierto).

 
Con el asesoramiento de Dr. Ricardo Bruno, Médico veterinario y Especialista en Comportamiento Animal

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