10 errores comunes a la hora de hacer dieta
Cuando se quiere bajar de peso salen al ruedo infinidad de métodos que prometen resultados rápidos, casi mágicos, para sacarse de encima esos kilitos acumulados.
Ayuno, dieta líquida, dieta sin proteínas… ¿Sabés una cosa? En la mayoría de los casos este tipo de dietas no funcionan. Y lo que es peor: no solo te llevan a derrochar tiempo y sentirte frustrada, sino que es posible que -en lugar de grasa- te hagan perder nutrientes indispensables, como proteínas, vitaminas y minerales. Conclusión: vas a pasar hambre sin obtener los efectos deseados. Aunque cueste creerlo, recuperar el peso de manera saludable y sin hacer grandes sacrificios no es imposible. El primer paso es que revises tu alimentación y corrijas las fallas. A veces, con pequeños cambios se pueden lograr beneficios interesantes. A continuación, los 10 errores comunes que no debés cometer a la hora de hacer dieta.
1. Hacer ayuno
Ayunar o comer pocas veces al día es un error, ya que no ayuda a bajar de peso. Por el contrario, cada pequeña ingesta pone en marcha tu metabolismo y hace que tu cuerpo gaste energía. Además, si te alimentás con frecuencia vas a tener menos apetito. Por eso, la indicación es hacer de 4 a 6 comidas diarias, con intervalos que no superen las 4 horas. Organizá tus horarios y tené a mano colaciones o viandas que te permitan cumplir con ese objetivo.
2. Saltear comidas
Este es un error muy común cuando alguien hace dieta. Pasar por alto una comida hará que llegues a la siguiente con más apetito. ¿Consecuencia? Te resultará más difícil controlar cuánto comés. Y algo más: contrariamente a lo que muchos creen, saltear la cena es un gran error. Una cena liviana, en cambio, ayuda a descansar mejor.
3. Eliminar alimentos básicos de la dieta
La dieta diaria debe incluir vegetales, frutas, lácteos, algún tipo de carne, un alimento que contenga almidón (tostadas, galletitas, arroz, pastas, cereales), y un par de cucharadas de aceite. Suprimir alguno de estos grupos de alimentos puede provocar carencias de vitaminas, minerales, proteínas de alto valor nutricional o ácidos grasos, indispensables para el organismo. Solo podés prescindir de los productos que contienen azúcar (reemplazalos por los que tienen edulcorantes) y de aquellos con gran cantidad de grasas animales, como crema de leche, manteca, fiambres y embutidos.
4. Abusar de los productos light
En el afán de cuidar su figura, mucha gente se inclina por la versión light de algunos productos. Cuidado con eso, porque el término “light” no indica que los alimentos no contienen calorías (de hecho, sí las tienen). Consejo: si querés bajar de peso leé bien las etiquetas para verificar el contenido calórico de lo que estás comprando.
5. Picotear y comer a las apuradas
Evitá el picoteo “porque estás apurada”: tomate el tiempo y sentate a comer. Dejá de lado todo lo que te distraiga y dedicate a la comida. Disfrutar, saborear y masticar bien cada bocado contribuye a generar saciedad. Por otro lado, comer despacio te ayudará a darte cuenta cuándo estás satisfecha y a no comer de más.
6. Tomar alcohol
Si haces dieta porque querés bajar de peso, no solo debés prestar atención a lo que comés sino también a lo que tomás. Las bebidas alcohólicas tienen muchas calorías y engordan casi el doble que el azúcar. Por otro lado, el alcohol incrementa las grasas, que se acumulan habitualmente en el abdomen.
7. Abandonar la dieta ante el primer traspié
Típico error. Estás haciendo dieta y venís re bien. Pero un día te tentás con algún alimento que no está en la lista de los “permitidos”. O querés darte un gusto en la semana. O tenés una fiesta y no podés evitar comer de más. ¿A quién no le ha pasado? Eso no significa que tengas que tirar la toalla: un traspié no es tan grave. Lo importante es que después de ese episodio sigas con el plan, y no lo abandones pensando que arruinaste todo.
8. Comer únicamente vegetales o ensaladas
Los platos a base de verduras son sumamente saludables y livianos, pero no son completos. Y además, vas a sentir hambre al poco tiempo de comerlos. Para aprovecharlos mejor, acompaña los vegetales con una porción de carne magra, o de cereales integrales, legumbres, pastas o queso descremado, o combinalos con huevo (en revueltos, tortillas, omelettes o soufflés).
9. Beber solamente agua
Tomar solo agua puede tornarse aburrido, y te será difícil llegar a tomar los 2 litros recomendados por día. Las gaseosas light, las aguas saborizadas light y los jugos con sabor a frutas sin azúcar son otras alternativas para mantenerte hidratada. También podés tomar distintos tipos de té (las infusiones calientes sacan el apetito), media hora antes de las comidas o con las colaciones.
10. Comer sin sal o sin condimentos
La sal no suma calorías, y por lo tanto no engorda. Pero cuidado, consumida en exceso provoca hipertensión, retención de líquido y edemas. Para que resulte placentera, la comida tiene que ser rica. La sal en la justa medida así como las hierbas y los condimentos son indispensables para saborizar los platos y hacerlos más tentadores.
Embarazo y lactancia: cómo cuidar tu peso
Si estás embarazada y estás subiendo mucho de peso, estas recomendaciones te ayudarán a controlarlo, pero de ninguna manera cambies tu alimentación en forma brusca ni empieces una dieta sin control médico. Un incremento de kilos durante la gestación es normal y necesario, y no es momento de hacer dietas.
Después del parto, es habitual que queden unos kilos de más, porque el organismo guarda energía para producir la leche que alimentará al bebé. Eso significa que para perder peso, lo mejor que podés hacer es amamantar a tu hijo. Y una indicación más: durante el período de lactancia (por lo menos hasta que tu bebé cumpla 6 meses), evitá las dietas estrictas, porque pueden afectar la producción de leche. Del mismo modo, tampoco son aconsejables los polvos, batidos o pastillas para el control de peso, dado que pueden pasar a la leche materna y afectar al bebé.
Primero la salud
Sacate esos kilitos de más sin descuidar tu salud. No hace falta que te embarques en dietas sofisticadas ni en sacrificios extremos. La clave es elegir bien los alimentos, moderar las cantidades y dedicar tiempo a las comidas. Y si a todo eso le sumás una actividad física moderada, los resultados van a ser más rápidos y también más saludables. Empezá ya mismo: no es una misión imposible.
Asesoró: Lic. Adriana Zapater – Licenciada en Nutrición
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