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¿Qué hace el bebé dentro de la panza?

Los meses pasan y el vientre comienza a abultarse. El embarazo ya está a la vista, y dentro de esa prominente panza tu bebé tiene vida propia y hace cosas que ni siquiera imaginás. Hacé de cuenta que lo espiás a través de tu ombligo, y descubrí cómo es el mundo de tu pequeño antes de nacer.

Duérmete niño, duérmete ya

¿Qué tiempo duerme y cuánto está despierto? Por cada hora de vigilia, duerme una hora y media, a su propio ritmo. Por eso al nacer es importante hacerle diferenciar el día de la noche, ya que durante el embarazo vivía en el microclima del útero materno, donde no había luz ni oscuridad. Suele ocurrir que por momentos no percibas movimiento alguno, y en especial en la segunda mitad del embarazo. No te preocupes: puede ser que tu hijo esté dormido, o bien que esté despierto pero tranquilito.

Sueña…

Aunque cueste creerlo, está demostrado que dentro de la panza el bebé no solo duerme… ¡también sueña! Esto puede evidenciarse por medio de electroencefalogramas con electrodos profundos. Además, por medio de las ecografías pueden observarse los movimientos oculares, propios de la fase REM (rapid eye movement), que es la etapa en la que se sueña.

El bebé dentro de la panza sueña

¡Cómo se mueve!

A pesar de que la mamá lo percibe recién sobre la semana 20, el bebé se encuentra en permanente actividad desde el comienzo del embarazo. De hecho, en las ecografías que se realizan entre las semanas 8 y 10, ya es posible verlo pataleando como una ranita.
En la primera etapa de gestación, los movimientos son cortitos y rápidos. Luego, a medida que sigue creciendo y desarrollándose, se van modificando y aumentando en cantidad.

Patea como un futbolista

Durante el segundo trimestre, el pequeño gira y continúa moviéndose. Entre las semanas 18 y 22, y a veces incluso antes, la madre empieza a sentir las “pataditas”. Sin embargo, dos o tres semanas antes del parto ya no se mueve tanto, lo que origina más de una consulta por parte de las mamás. Pero no hay de qué preocuparse: la razón es que él sigue creciendo, está cada días más grande, y ese “monoambiente” que es el útero le va quedando chico, y el espacio para desplazarse es cada vez más limitado.

¿Hace pipí?

Dentro del útero, el bebé se encuentra “nadando” en el líquido amniótico. Hasta aproximadamente la semana 15, este fluido es elaborado por la placenta. Entre las semanas 14 a 16, el pequeño comienza a tragar parte del líquido amniótico y también lo orina, y esto es un indicador de que tanto la vía digestiva como la urinaria están funcionando correctamente.

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A pesar de que la mamá lo percibe recién sobre la semana 20, el bebé se encuentra en permanente actividad desde el comienzo del embarazo.

Los escucho…

Ya desde la semana 20 puede percibir y responder a los estímulos sonoros. Escucha los latidos del corazón de su mamá, que lo acompañan durante los nueve meses. Por eso cuando nace, se calma cuando está sobre el pecho materno. También reconoce las voces de mamá y papá, en especial la de mamá, que lo acompañó en todo momento. Y además ¡es capaz de escuchar música! Prueba de esto es que, si está quietito y se lo expone a un estímulo sonoro intenso, enseguida se mueve, lo que demuestra que oye perfectamente.

Para chuparse los dedos

Los papás suelen sorprenderse y emocionarse durante las ecografías, cuando ven a su bebé chuparse un dedito. Se trata del reflejo de succión -indispensable para la supervivencia- que ya se encuentra presente durante el embarazo. El momento en que el pequeño comienza a succionarse el dedo coincide con el inicio de los movimientos deglutorios (es decir cuando comienza a tragar líquido amniótico) y respiratorios, que empiezan a ejercitarse aunque todavía no respire.

¡En posición!

Durante las primeras 24 semanas de gestación, el feto puede ubicarse en diferentes posiciones. Esto se debe a que el ambiente es mayor que su tamaño, de manera que tiene lugar para moverse y nadar libremente en cualquier posición, inmerso en esa gran piscina de líquido amniótico. A partir de las semanas 24 a 30, a medida que continúa creciendo, el espacio comienza a reducirse, y el contacto con las paredes uterinas lo obliga a adoptar una posición determinada. Alrededor de la semana 30, la mayoría de los bebés se coloca en posición cefálica (vale decir con la cabecita hacia abajo). Y si hasta 32 a 34 semanas no se ubicó, es difícil que pueda hacerlo después, ya que debido a su tamaño, ya no tiene espacio suficiente para darse vuelta.

Me late, me late, me late el corazón

El corazón del feto late con una frecuencia muy elevada. Durante el primer trimestre, registra unos 180 latidos por minuto, aproximadamente. En el segundo, 160 latidos por minuto. Y 140 cerca de la fecha del parto.

¡Hip! ¡Hip!

Así como es habitual que los recién nacidos tengan hipo, dentro de la panza los bebés tienen hipo fetal. Se trata de movimientos respiratorios involuntarios, que producen la contracción del diafragma, músculo que separa el tórax del abdomen. Durante el embarazo, la mamá lo percibe desde las semanas 33 o 34, como movimientos breves y rítmicos.

Te estoy esperando…

En posición fetal, con las piernitas encogidas y los brazos flexionados y replegados sobre el pecho, lo ves abrir y cerrar los ojos y la boca, taparse la cara con las manitos o ponerlas juntas como si estuviera rezando… Qué tierno… En cada ecografía, te quedás con la boca abierta mirando esas imágenes. Tan chiquito. Tan frágil. Tan tuyo. Unos meses más, y lo tendrás en tus brazos. Preparate para llenarlo de mimos.

Con el asesoramiento de Dr. Ignacio de Zúñiga – Médico Obstetra y especialista en fertilidad


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