Padres vegetarianos… ¿hijos vegetarianos?
Son muchas las personas que llevan dietas vegetarianas o veganas. Pero, ¿qué pasa cuando en la familia hay un bebé que empieza a comer? Si sus papás son vegetarianos, ¿es bueno que él también lo sea?
Una dieta vegetariana es un plan de comidas que contiene sobre todo vegetales, como verduras, frutas, granos integrales, legumbres, semillas y frutos secos, con pocos o ningún producto animal.
Existen diferentes formas de vegetarianismo:
- vegetarianos estrictos: solo se alimentan con verduras, hortalizas, frutas, cereales y derivados, sin ningún tipo de carne (ni ave ni pescado);
- ovolactovegetarianos: incluyen lácteos y huevos pero no carne;
- lactovegetarianos: consumen vegetales y lácteos pero no carnes y huevos;
- ovovegetarianos: comen vegetales y huevos pero no carnes y lácteos;
- vegetarianos parciales: consumen carnes blancas pero no rojas;
- veganos: no comen ningún alimento derivado de los animales.
Está demostrado que este tipo de dietas ofrece numerosos beneficios para la salud, relacionados básicamente con sus cualidades antioxidantes, su aporte de fitoquímicos y fibra, y también porque promueven el consumo de una amplia variedad de alimentos y de agua. De hecho, las personas vegetarianas son menos propensas a padecer enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y otras dolencias crónicas. Sin embargo, cuando se trata de niños hay que manejarse con mucho cuidado. No en vano diversos organismos de salud pediátrica de todo el mundo desaconsejan estas formas de alimentación durante la infancia. Y las razones son más de una.
Nutrientes esenciales
La dieta vegetariana es rica en fibra y pobre en grasa. Por tal motivo, suelen carecer de las calorías que un niño necesita para crecer y desarrollarse. Para compensar este déficit, el chiquito precisa ingerir una gran cantidad de alimentos a fin de asegurar un correcto aporte energético, lo que puede resultar difícil, sobre todo cuando es muy pequeño, debido a la diminuta capacidad de su estómago.
Otro inconveniente de este tipo de dietas es que pueden ser deficitarias en el aporte de aminoácidos esenciales. Precursores de las proteínas, ambos desempeñan una función estructural en nuestro organismo. Se dice que las proteínas animales son completas porque contienen todos los aminoácidos esenciales; las proteínas vegetales, por el contrario, son incompletas y carecen de algunos de ellos, diferentes según el tipo de alimento del que procedan. Para obtener un aporte proteico completo únicamente con productos de origen vegetal, la dieta diaria debe incluir distintos alimentos, por ejemplo cereales y legumbres, de manera que se compensen entre ellos.
Por otro lado, los regímenes que no incluyen pescado, huevos o cantidades generosas de algas suelen ser pobres en algunos ácidos grasos esenciales (los llamados Omega 3), importantes para la salud cardiovascular así como para el desarrollo ocular y cerebral.
Si no se planifican adecuadamente, las dietas vegetarianas pueden carecer de nutrientes indispensables para el desarrollo, en especial en la infancia y la adolescencia.
Vitaminas y minerales: un capítulo aparte
Otro problema de los regímenes vegetarianos es que pueden carecer de algunas vitaminas y minerales imprescindibles para el organismo.
Si bien el contenido vitamínico de los vegetales es en general alto, hay algunas excepciones importantes. Una es la vitamina B12, cuya fuente principal son las carnes y los lácteos. La otra es la vitamina D; de hecho, los vegetarianos que no consumen productos lácteos fortificados con vitamina D pueden necesitar suplementos y suficiente exposición a la luz solar.
Con respecto a los minerales, el hierro y el calcio provenientes de los vegetales son más difíciles de absorber; por eso la dieta vegetariana debe incluir una mayor cantidad de alimentos ricos en vitamina C, que facilita la absorción del hierro. Y también puede faltar zinc, porque una alimentación pobre en proteínas también es pobre en zinc.
En síntesis: si no se planifican adecuadamente, la dieta vegetariana puede carecer de nutrientes indispensables para el desarrollo, en especial en la infancia y la adolescencia.
Los niños que consumen dietas vegetarianas estrictas corren riesgo de sufrir diversas carencias alimentarias. Los principales nutrientes que pueden faltar son proteínas, vitamina B12, vitamina D, calcio, hierro y zinc.
Los infaltables
A continuación, una lista de los nutrientes que no deben faltar en la dieta de tu hijo y los alimentos de donde obtenerlos.
- Proteínas. Si tu hijo no recibe proteínas de alto valor biológico de origen animal, tiene mayor riesgo de sufrir retraso del crecimiento. El momento más vulnerable es a partir del destete, ya que en esta etapa no está en condiciones de consumir y digerir suficiente volumen de comida de baja cantidad y calidad proteica como para cubrir los requerimientos. Si lleva una dieta vegetariana, las fuentes de proteínas deben ser variadas: granos integrales, legumbres, semillas, soja y sus derivados, frutas secas y hortalizas. El problema es que no todos estos alimentos se incorporan a partir de los 6 meses de edad.
- Vitamina B12. Las fuentes principales son las carnes y los lácteos, de modo que los niños veganos requerirán suplementación medicamentosa. Un dato importante: los bebés amamantados por mamás veganas que no reciben suplemento de vitamina B12 tienen mayor riesgo de sufrir daño neurológico, retraso psicomotor y retraso de crecimiento.
- Vitamina D. Pocos alimentos son fuente natural de vitamina D (aceite de hígado de pescado, peces grasos, yema de huevo), cuyo aporte se logra por medio de lácteos y cereales fortificados. Por lo tanto, los niños veganos deben recibir suplementación medicamentosa. Es preciso recordar que la vitamina D que se incorpora al organismo con los alimentos o con los suplementos es inactiva; para que se active es imprescindible la exposición solar.
- Calcio. Si el consumo de lácteos es adecuado, el aporte de calcio puede resultar suficiente. Otros alimentos que lo contienen no alcanzan para cubrir las necesidades. Por eso, los niños veganos requieren suplementación medicamentosa.
- Zinc. Los alimentos ricos en proteínas, como las carnes, contienen cantidades altas de zinc, pero las frutas y las verduras no son una buena fuente. Además, el zinc de las proteínas vegetales no está tan disponible para que el cuerpo lo utilice como el de las proteínas animales. ¿Cómo garantizar un aporte adecuado? Por medio de una dieta balanceada que incluya una variedad de alimentos, como nueces, granos integrales, legumbres y levadura.
- Hierro. El hierro de las frutas, verduras, granos y suplementos es más difícil de absorber que el de la carne, de modo que es indispensable incrementar el aporte con cereales y leches fortificados, y combinar en una misma comida alimentos ricos en vitamina C con otros que sean fuente de hierro (la vitamina C favorece la absorción de hierro).
Desde el punto de vista nutricional, las dietas vegetarianas que incluyen algunos productos animales (lactovegetariana y lactoovovegetariana) son saludables.
Pautas para una dieta vegetariana saludable
Desde el punto de vista nutricional, la dieta vegetariana que incluyen algunos productos animales (lactovegetariana y lactoovovegetariana) son saludables. Pero las estrictamente vegetarianas requieren de una planificación cuidadosa, con el fin de obtener las cantidades apropiadas de nutrientes que el niño necesita. Si optás por ofrecer a tu hijo una alimentación de este tipo, es indispensable que cumplas las siguientes recomendaciones al pie de la letra:
- Antes de iniciar cualquier dieta, consultá a un nutricionista. Es indispensable que un profesional verifique que tu bebé recibirá todos los nutrientes que precisa para crecer y desarrollarse en forma saludable.
- Tené en cuenta que la leche materna o maternizada (fórmula) debe ser la base de su dieta hasta el año de edad, exclusiva los 6 primeros meses de vida, y complementada con otros alimentos hasta los 2 años.
- Elaborá el menú escogiendo la mayor variedad posible de productos que representen todos los grupos de alimentos básicos.
- Recordá que no se puede limitar el aporte de grasas a un niño menor de 2 años.
- Procurá que tu pequeño reciba suficiente cantidad de ácidos grasos Omega 3.
- Tu hijo debe tomar leche. Los niños que no toman leche o un sustituto fortificado pueden carecer de calcio, proteínas, vitamina D, rivoflavina (vitamina B2) y vitamina B12, y pueden necesitar suplementos vitamínicos y minerales.
- Tené presente que es difícil lograr una adecuada ingesta de hierro si tu hijo no consume carne. Aumentá el aporte con productos fortificados.
- Procurá que reciba diariamente todos los aminoácidos esenciales mediante la combinación de alimentos. Los guisos tradicionales a base de legumbres y cereales son un buen ejemplo de cómo conseguir una ingesta proteica completa. La soja y sus derivados, como el tofu, son buenas fuentes de proteínas.
- Evitá que consuma gran cantidad de alimentos de baja densidad energética.
Asesoró: Dra. Mariana Moretti, médica pediatra especializada en nutrición
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