¿Por qué mienten los niños?
Muchos padres buscan criar a sus hijos con valores como la honestidad, el respeto y la responsabilidad, por lo que es común que se sientan desconcertados o decepcionados cuando descubren que sus hijos no siempre dicen la verdad. Sin embargo, es importante recordar que cuando los niños mienten, esto forma parte de su desarrollo y no necesariamente implica un problema de comportamiento.
Las primeras “mentiras” en la infancia
Casi todos los niños mienten alguna vez. Esto no es para restarle importancia, sino para señalar que es un aspecto natural del crecimiento. En la primera infancia, su pensamiento es mágico y creativo, lo que les dificulta diferenciar entre lo real y lo imaginado. Entre los 3 y 6 años, las historias de superhéroes y los relatos de aventuras pueden entrelazarse con sus propias experiencias, llevando a exageraciones o inventos que son simplemente expresiones de su imaginación.
Este tipo de “mentiras” no tienen intención de engaño; son más bien una forma de explorar el mundo y sus propias emociones, lo cual es muy común y hasta saludable.
¿Por qué es positivo que inventen historias?
La creatividad en la infancia es fundamental para el desarrollo emocional y cognitivo. Los niños pueden otorgar atributos mágicos a objetos o imaginar situaciones fantásticas como si fueran reales, lo que revela una rica vida interior. Cuanto más experiencias y estímulos tengan, más podrán crear con su imaginación. Aunque pueda parecer confuso para los adultos, estas historias ayudan a los niños a procesar la realidad y comprender el mundo de una forma que les resulta natural.
Sin embargo, los adultos deben mantener una presencia atenta para guiar al niño en la diferenciación entre fantasía y realidad, ayudándolo a usar su creatividad de manera intencional.
A medida que van creciendo, los niños comienzan a tener más conciencia de la realidad, y el contenido de las mentiras va cambiando.
Las “mentiras verdaderas”: una nueva etapa del desarrollo
A partir de los 6 años, las mentiras infantiles empiezan a cambiar. Los niños, al ganar conciencia de las consecuencias, pueden mentir por temor a un regaño, para obtener beneficios, o incluso para llamar la atención. En esta etapa, saben que ciertas acciones pueden enojar a sus padres y podrían intentar ocultarlas, usando frases como “yo no fui” o “se rompió sola” para evitar la responsabilidad.
Así como pueden mentir para evitar castigos, también pueden hacerlo en busca de reconocimiento, diciendo cosas como “me felicitó la maestra” o “ya guardé mis juguetes” para ganar la aprobación de sus padres. Estas “mentiritas” suelen descubrirse con facilidad y no suelen ser motivo de gran preocupación.
Cuando la mentira busca atención
Las mentiras para captar la atención son señales de que el niño necesita expresar algo o busca afecto y validación. Aquí, los adultos deben prestar atención y averiguar qué está necesitando el niño, ofreciendo escucha y empatía.
Consejos para educar en la sinceridad
- Da el ejemplo: Los niños aprenden de lo que ven. Incluso pequeñas mentiras pueden confundirlos, así que es recomendable modelar la honestidad.
- Fomenta la confianza: Crear un ambiente en casa donde los niños puedan expresar sus emociones libremente les ayuda a compartir la verdad, sin miedo.
- Aprecia la sinceridad: Valora los momentos en los que el niño dice la verdad y hazle saber lo importante que es para ti confiar en él.
- Claridad y firmeza: Expresa tus expectativas con amor y firmeza, dejando claro que la honestidad es un valor fundamental en la familia.
- Reparación y compromiso: Si el niño comete un error, enséñale a asumir la responsabilidad y propón formas de reparar la situación con sinceridad.
Asesoró: Dra. Mariana Czapski, Psicóloga y Especialista en Psicología Clínica
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