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El sueño en el embarazo, trimestre por trimestre

Al principio de la gestación, la futura mamá se muere de sueño. Pero hacia el final, lograr dormir unas horas de un tirón suele convertirse en tarea difícil.

Sí, cambia, todo cambia. Tu cuerpo. Tu humor. Tus prioridades. ¡Y también tu sueño! Al principio, porque se duerme mucho. Y al final, porque conciliar el sueño suele resultar -en ocasiones- una misión casi imposible. En esta nota, te explicamos cómo se comporta el sueño en cada trimestre de del embarazo. 

Primer trimestre: ¡Me muero de sueño! 

La sensación de cansancio es uno de los síntomas cardinales del embarazo. A tal punto, que muchas veces hace sospechar que hay un bebé en camino incluso antes de notar la falta de la menstruación.

En especial durante el primer trimestre, la futura mamá suele ser víctima de un sueño tremendo o de una especie de sopor que la acompaña todo el día. Y si bien no se conoce con exactitud cuál es la causa, es posible que el fenómeno obedezca al extraordinario aumento de hormonas que produce la placenta. Se sabe, por ejemplo, que la progesterona es un eficaz relajante muscular, que no solo induce un aumento del sueño sino que altera el estado de alerta y los reflejos.

Asimismo, la frecuente necesidad de orinar, que obliga a realizar innumerables viajes al baño, incluso a la noche, es otro de los motivos que entorpece el sueño e incrementa -aún más- el estado de agotamiento durante el día. 

Vale destacar que a pesar de que el cansancio y el sueño diurnos se dan en casi todas las futuras mamás, no los padecen con la misma intensidad las mujeres que trabajan que aquellas que se quedan en casa y tienen la posibilidad de hacer una o varias “siestitas” a lo largo del día. Y tampoco es igual para las madres primerizas que para las que tienen otros hijos que deben cuidar y atender. La recomendación para las más activas que se sientan extremadamente fatigadas es que una vez finalizadas las obligaciones laborales se dediquen a descansar, dado que es la forma más efectiva de recuperarse. Y para las que tienen hijos -que siempre tienen algo que hacer-, el consejo es que traten de descansar todo el tiempo posible, aprovechando los momentos de sueño de los chicos. 

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Segundo trimestre: casi normal 

Es el período más parecido a la “normalidad”. La sensación de sopor y la necesidad de orinar continuamente desaparecen. La panza no tiene todavía un volumen como para dificultar el descanso, de modo que el sueño nocturno se asemeja bastante a lo que era antes del embarazo. 

Tercer trimestre: dormir, misión imposible 

En esta etapa los problemas resurgen, y la mayoría de las mujeres tiene dificultad para dormir, o bien se despierta a las pocas horas y no logra conciliar nuevamente el sueño.

Los factores que alteran el descanso nocturno durante este período son más de uno. En principio, el tamaño de la panza impide encontrar una posición cómoda en la cama. Sumado a esto, la acidez estomacal, los calambres en las piernas, la congestión nasal y las pataditas del pequeño -que muchas veces llegan a despertar- se convierten en verdaderos obstáculos a la hora del reparador descanso. Y como si fuera poco, el feto se ubica sobre la vejiga, de manera que es inevitable levantarse varias veces para orinar durante la madrugada. 

Hacia el final del embarazo, es frecuente que el insomnio se agudice aún más, debido a las fantasías y temores acerca del parto, y a los tan comunes sueños y pesadillas relacionados con el bebé. 

¡Es normal!

A no desesperar. Estos vaivenes del sueño en el embarazo son normales, y les sucede a la mayoría de las futuras mamás (por no decir a todas). Cuando tu bebé nazca muchos de los síntomas van a mejorar. Aunque no es el caso del sueño, ya que los cuidados del recién nacido y la lactancia demandan mucho tiempo, incluso durante la noche. Pero vale la pena. La satisfacción de tenerlo en tus brazos no se compara con nada. Eso te va a dar la fuerza para superar cualquier incomodidad.

Asesoró: Dr. Mario Sebastiani, Médico obstetra

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