Peloteros y… ¿gérmenes?
Los chicos los aman. Les encanta saltar, zambullirse, revolcarse y “nadar” en esas piscinas de coloridas pelotas plásticas. Pueden pasar horas trepando por las redes y dejándose caer una y otra vez…
Hay madres que llevan a sus hijos en forma habitual. En ocasiones, incluso es el punto de encuentro de las amigas: mientras los pequeños se divierten, las mamás aprovechan para tomar algo y conversar.
Otros padres, en cambio, son más reticentes. Pero aun así, hay situaciones en las que no pueden evitar que el nene se meta. Por ejemplo, cuando el pelotero forma parte del sector de juegos infantiles de un restaurante, o cuando es el lugar donde se festeja el cumpleaños de un amiguito.
El problema es que estos ámbitos no siempre gozan de condiciones de higiene óptimas. Entonces, lo que debería ser un espacio de diversión segura y saludable, se convierte en un mar de pelotas… ¡y de gérmenes!
Gérmenes al ataque
Aunque antes de zambullirse se sacan los zapatitos, mientras juegan los pequeños babean, tosen, despiden mocos, y no es raro que algún pañal desborde. Todos estos fluidos se diseminan por las pelotitas que entran en contacto con la ropa y con cada parte del cuerpo: las manos, la cara, la boca…
En otras palabras, los peloteros no son -precisamente- lugares estériles: pueden estar contaminados con bacterias y virus capaces de provocar distintas enfermedades.
Un caso típico son las infecciones gastrointestinales, con síntomas como vómitos, diarrea y fiebre, ocasionadas por gérmenes como la Escherichia coli, la salmonela o el rotavirus, que pueden estar presentes en la materia fecal que desborda de los pañales.
Las infecciones respiratorias causadas por microorganismos -virus de la gripe, sincicial respiratorio, adenovirus, rinovirus- que se diseminan por medio de los mocos y las secreciones que se despiden al hablar, toser o estornudar, también son comunes.
Y eso no es todo: pueden transmitirse, además, infecciones como la varicela, una enfermedad eruptiva sumamente contagiosa.
Si tu hijo está resfriado, no debería entrar en el pelotero, porque puede contagiar a otros pequeños.
Higiene: factor clave
Pero claro, tu hijo no conoce estos peligros, y no resulta fácil convencerlo: si es un lugar tan divertido… ¿por qué no lo dejás entrar al pelotero? Desde ya que no siempre podés impedírselo, así que lo mejor es que -cuando lo lleves- tomes las debidas precauciones.
- Antes de entrar: controlá que se lave bien las manos, y -si bien no es tarea fácil- enseñale que mientras está en el pelotero no debe tocarse la nariz, los ojos y la boca.
- Cuando sale: debe lavarse nuevamente las manitos. Cuando estén bien limpias, sin restos de suciedad, podés desinfectárselas con alcohol en gel.
- Antes de comer: después de tanto jugar, cuando salga del pelotero es muy probable que tenga apetito. Pero antes de comer, insistí para que se lave bien las manos.
- Al llegar a casa: apenas entra debe lavarse las manos, y después bañarse. En cuanto a la ropa, poné todo a lavar (no olvides que las pelotas no solo están en contacto con las manos sino también con la ropa).
Si tu hijo es muy chiquito, fijate qué edades tienen los nenes que están dentro del pelotero. Los más grandes -sobre todo los varones- juegan muy fuerte, y podrían lastimarlo.
Manos limpias
Lavarse las manos es la medida más simple, económica y efectiva para prevenir infecciones. Ponela en práctica, y fomentá el hábito desde que tu hijo es chiquito.
En lo posible, comprá jabón líquido, que resulta más fácil de manipular, sobre todo para los más pequeños. Alcanza con el común: para la higiene habitual no es necesario que sea antiséptico.
En cuanto al alcohol en gel, es muy eficaz para eliminar microorganismos, pero no reemplaza al lavado de manos. De hecho, solo debe utilizarse cuando las manos están visiblemente limpias; de lo contrario, su acción se inactiva. Por otro lado, puede resultar tóxico si tu nene lo ingiere, así que tené la precaución de guardarlo fuera de su alcance. Y si lo va a usar, que sea siempre bajo tu estricto control.
¡A jugar!
Tal vez no sea el lugar más limpio, pero a tu hijo -como a cualquier pequeño- le encanta sumergirse dentro del pelotero. Las medidas de higiene y seguridad contribuyen a proteger su salud. Ponerlas en práctica es la mejor manera de cuidarlo.
Con el asesoramiento de Dra. Cecilia Torroija – Médica Infectóloga Infantil