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La cartita para Papá Noel: cómo ayudar a tu hijo para evitar desilusiones

Diciembre. Los negocios cambian sus vidrieras. Las calles se iluminan con luces de colores. Verde, rojo, dorado, plateado, todo se viste de Navidad. Para los adultos, una celebración religiosa. Para los más pequeños, una fecha en la que esperan regalos. Y tanto su imaginación como el permanente estímulo publicitario, muchas veces los hacen soñar con presentes que luego no recibirán. ¿Cómo ayudarlos a escribir la cartita a Papá Noel para evitar futuras desilusiones? Aquí algunas fórmulas.

¿Cuánto falta?

La Navidad, así como el Año Nuevo y el día del cumpleaños, son fechas cargadas de contenido simbólico, y sobre todo para los pequeños. Días que esperan con impaciencia y alegría, y por eso no debe sorprender que pregunten con insistencia “¿Cuánto falta para Navidad?”.

Para que el tiempo “se les pase más rápido”, hacerlos participar de los preparativos junto con el resto de la familia: decorar el árbol, fabricarle adornos nuevos, planear cosas ricas para comer, hacer galletas de colores con formas divertidas, tarjetas y regalitos para los seres queridos, y por supuesto, ¡escribir la carta a Papá Noel!

Cuánto más pequeño, mayor es la necesidad que el niño tiene de que sus deseos sean satisfechos de forma inmediata. Es el famoso “lo quiero ya” que antecede a los berrinches cuando no logra lo que anhela. La tarea de los papás es ayudarlo a tolerar frustraciones, demoras y esperas, que serán necesarias para alcanzar un desarrollo sano. 

La fiesta de Navidad es una excelente oportunidad para que pueda ir incorporando, con buena predisposición, la tolerancia a la espera. En este caso, la diferencia es que se la puede transformar en una espera distinta. Una espera que no desespere sino que sea vivida con ganas y alegría, ocupándose de los preparativos del festejo.

La ceremonia de la cartita

Escribir la carta a Papá Noel forma parte de esos preparativos. Y aunque exprese un deseo individual, puede convertirse en una excelente ocasión para que la familia se reúna. 

Consejo: elegir un momento del día en el que todos dispongan de tiempo suficiente para que se convierta en una actividad lúdica. Puede ser durante el fin de semana, o después de la cena, si es la hora en que todos los miembros de la familia están presentes. Y si hay hermanos mayores, la complicidad con los papás para sostener la ilusión de los más pequeños será una nueva fuente de felicidad.

Yo pedí otra cosa…

Lamentablemente, el espíritu navideño no es lo único que caracteriza a estas fechas: también se evidencia el aspecto comercial. Y el niño identifica a Papá Noel con un personaje que todo lo concede, sin restricciones de ningún tipo. Por eso confecciona listas de regalos que intentan desconocer cualquier limitación. 

Por supuesto que cuando la ilusión no se materializa, la decepción es muy grande: “¡Cómo! ¿No es que Santa Claus cumple todos los deseos?”. Para peor, en muchas familias se inculca el concepto de que Papá Noel no hace caso a los anhelos de los niños que se han portado mal. De modo que, para evitar frustraciones, lo más conveniente es orientarlo en sus pedidos y explicarle por qué desistir de algunas cosas.

¿Orientarlo o convencerlo?

Cuando el niño es muy pequeño, es más sencillo orientarlo para que espere una sorpresa de Papá Noel. Pero eso cambia a medida que crece. De hecho, a partir de los 4 años ya suele expresar sus deseos de manera clara, y resulta más difícil persuadirlo de que se deje sorprender. El problema no solo es que elija algo que los papás no pueden o no quieren comprarle, sino que a veces las listas que escribe son muy extensas. ¿Qué hacer? Hay distintas opciones: 1) pedirle que ponga todo lo que le gustaría recibir y decirle que Papá Noel elegirá, por ejemplo, dos cosas de esa lista; 2) escogerlas con él; 3) orientar a los abuelos, tíos y padrinos para que se ocupen de esos regalos que no fueron seleccionados en primera instancia. 

Finalmente, si insiste en pedir algo que los papás saben que no le van a comprar, escribir una carta, que Santa Claus dejará junto con los regalos, explicando por qué no trajo ese obsequio: porque papá y mamá no estaban de acuerdo; porque no es adecuado para su edad; o porque no está en consonancia con las costumbres o valores de la casa. Y si el motivo es que es demasiado caro y los padres quieren que el niño lo valore, Papá Noel puede escribirle que para Navidad ha recibido otra cosa porque durante el año, junto con sus papás, irá ahorrando en una alcancía el dinero necesario para comprarlo.

No todo se compra

Si los papás no están en condiciones de comprarle un regalo, tienen la posibilidad de fabricarlo con sus propias manos. Algunas mamás saben coser, tejer, cocinar, hacer juguetes de madera, pintar cajitas, armar collares… En fin, todo lo que la imaginación y las ganas entusiasmen a intentar.

Es cierto que no todos somos tan habilidosos y creativos. Pero en internet podemos encontrar muchos sitios que enseñan manualidades y explican -paso a paso- cómo hacerlas. Y cuando todo parece muy difícil, desprenderse de algo propio y regalarlo también es una buena opción.

Asesoró: Dra. Mariana Czapski, Psicóloga y Especialista en Psicología Clínica

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