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Comida chatarra

¿Qué actitud tomar?

Snacks, hamburguesas, papas fritas, combos para niños, combos agrandados… Los chicos los adoran. Tienen un “no sé qué” que hace que sientan una especial predilección por este tipo de alimentos. De precios altos hasta relativamente bajos, resultan una especie de vicio para niños y adolescentes. Y para qué engañarnos, también para muchos adultos.

Se llama “comida chatarra” (del inglés, junk food) a los alimentos de escaso valor nutricional, elevados porcentajes de grasas, sodio o azúcares y aditivos, que aportan gran cantidad de calorías.

Se llama “comida chatarra” a los alimentos de escaso valor nutricional, elevados porcentajes de grasas, sodio, azúcares y aditivos, que aportan gran cantidad de calorías.

Actuar con inteligencia

La ciudad está repleta de este tipo de lugares. Y es una de las salidas preferidas de los chicos. Pero cuando tu hijo te pide que lo lleves a un fast food, seguramente te preguntás qué actitud tomar. Por un lado, sabés de sobra que no es el sitio donde tu hijo va a comer en forma saludable. Por el otro, él te implora que lo lleves, ya que todos sus amiguitos van. ¿Qué hacer?
Como siempre, lo malo son los excesos. Una cosa es que tu nene almuerce en un lugar de comidas rápidas dos veces al mes, y otra -muy distinta- que lo haga dos veces por semana. Por otro lado, en estas cuestiones es preciso manejarse con inteligencia. Si le hacés sentir que se trata de algo “prohibido”, más lo va a desear. Un combo de hamburguesas con papas fritas no es lo que se dice un ejemplo de comida sana. Pero también es verdad que si lo come una o dos veces al mes, no es grave.

Qué pedir

En realidad, a los chicos les interesa más ir a los locales de fast food que la comida que allí encuentran. Por eso, otra decisión importante es qué pedirle. Difícilmente puedas convencerlo de no comprar el combo infantil que todas las cadenas de comidas rápidas proponen (y que traen ese juguetito que seguramente pierda en pocas horas..). Pero vale la pena intentarlo. Aquí, algunas opciones para reemplazarlo:

  • Sándwiches de pollo grillado o rebozado (crispy).
  • Si tu hijo quiere hamburguesa, en lugar de que sea sola o con queso, pedile la que viene también con vegetales. Es una manera de incorporar verduras a su dieta, y de incrementar el nivel nutricional del plato.
  • En la medida de lo posible, tratá de evitar las papas fritas. Tienen una gran cantidad de calorías y de grasas saturadas.
  • Además de combos gigantes y frituras en exceso, en los locales de comidas rápidas es posible encontrar algunas propuestas más saludables, como ensaladas. Sí, sabemos que no es fácil que prefieran una ensalada al combo. Pero podés intentarlo.
  • El “must” de los locales de comidas rápidas son las gaseosas, pero también hay opciones más saludables, como agua mineral y aguas saborizadas.
  • Como postre, los chicos aman los típicos conitos de helado. Pero lo cierto es que contienen una gran cantidad de grasas saturadas, emulsionantes y saborizantes artificiales, que nada aportan a la alimentación de tu hijo. Si quiere comer helado, es preferible que lo lleves a una heladería artesanal, donde se elaboran con cremas y frutas naturales. Y si no, algunos fast food han incorporado la venta de frutas, como bananas y manzanas.

Un vicio

Un verdadero paradigma de la comida chatarra son los snacks: papas fritas, palitos fritos, palitos de maíz… Para los chicos (y también para los grandes) son absolutamente irresistibles. Sin embargo, se trata de alimentos de escaso valor nutricional y elevados porcentajes de grasas saturadas, sodio, condimentos y aditivos. Además, aportan una cantidad de calorías que ni siquiera te imaginás: un paquetito de papas fritas (25 gramos), por ejemplo, tiene 135 calorías y 10 gramos de grasas.

Es cierto: son una adicción. Imposible parar de comerlas. Eso se debe a la gran cantidad de grasas que contienen (que son precisamente las transportan el sabor), y a la escasa capacidad de saciarnos que tiene este tipo de alimentos.

De todos modos, no vas a ganar nada prohibiéndole a tu hijo que los coma. Es más: lo más probable es que se empecine, porque a todos los chicos les fascinan. ¿Qué hacer? Lo mismo que con los fast food: dejarlos solo para ocasiones especiales y evitar los excesos. Si alguna vez te los pide, podés acceder a su pedido, pero muy de vez en cuando. Jamás se le compres snacks para que lleve al jardín, a la escuela o al club.

¿Y en los cumpleaños?

Capítulo aparte merecen los cumpleaños. No hay fiestita donde los snacks no estén presentes. De hecho, son el menú obligado en todos los saloncitos de fiestas. Las razones son básicamente dos: no hay chico que se resista a ellos, y tienen bajo costo.

Si tu hijo va a un cumpleaños, no podés prohibirle ni evitar que los coma. Lo mejor que podés hacer es tratar que durante ese día y al día siguiente se alimente lo más sanito posible. Y si te toca a vos organizar el cumple, además de algunos los snacks serví otras cosas más saludables: alfajorcitos de maizena, cereales, masitas de maizena con diferentes formas, merenguitos, tarteletas de fruta…

Más peligrosa de lo que parece

Una vez más: si tu hijo come dos veces al mes en un fast food, no es grave. Tampoco si en un cumpleaños come snacks. Pero si consume comida chatarra con frecuencia, su salud corre riesgo. De hecho, el exceso de este tipo de alimentos está asociado con obesidad, diabetes y alteraciones de los niveles de colesterol y triglicéridos. Y es alarmante la cantidad de chicos que sufren estas enfermedades.

El mejor consejo es anticiparse y prevenir. Comida chatarra solo en ocasiones.

Con el asesoramiento de Dra. Mariana Moretti, Médica pediatra especialista en nutrición.
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