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Costra láctea ¿Qué son esas cascaritas?

Antiestética pero inofensiva, la costra láctea es muy común durante los primeros meses de vida.

La dermatitis seborréica infantil -más conocida como costra láctea- suele verse con mucha frecuencia en la cabecita del bebé en el primer mes de vida, aunque también puede aparecer (o reaparecer) durante los 6 meses posteriores al nacimiento.

Es tan común como antiestética: se manifiesta como escamas de color blanco o amarillento, que se adhieren fuertemente al pelo y al cuero cabelludo. Puede permanecer desde algunos días hasta varios meses, y su aspecto puede ser grasoso y untuoso, y en ocasiones seco.

Aunque generalmente se localiza en el cuero cabelludo, también puede formarse en el entrecejo, las cejas, e inclusive en la frente, lugares donde se concentra gran cantidad de glándulas sebáceas.

Contrariamente a lo que muchos creen, la costra láctea no es una descamación cutánea ni es producto de la falta de higiene: se formaría debido a una producción excesiva de grasa (sebo) de las glándulas sebáceas del cuero cabelludo del recién nacido.

Se produce con mayor frecuencia en los bebés amamantados: a través de la leche, recibe hormonas maternas que provocan la grasitud.

Sin embargo -aunque con menor frecuencia e intensidad- la costra láctea también puede formarse en la cabecita de los bebés alimentados con leche de fórmula, debido a las hormonas que el bebé recibe de su mamá antes del nacimiento.

La costra láctea no es sinónimo de la falta de higiene, y tampoco significa que en el futuro el bebé tendrá cutis o cabello grasos.

¿Qué hacer?

La costra láctea suele ser un motivo de consulta habitual por parte de las flamantes mamás, que acuden al médico en busca de una solución (seamos sinceros… el aspecto no es nada agradable).

En realidad, no es necesario hacer nada, porque más allá de lo antiestética que resulta, no es perjudicial ni tampoco contagiosa. Los caminos a seguir son dos: dejar que se caiga sola, o intentar quitarla en forma manual, con la ayuda de un preparado especial de aceite mineral (no obstante, esta decisión debe ser aprobada por un dermatólogo infantil).

Otra posibilidad -aunque no siempre exitosa- es frotar el cuero cabelludo con aceite para bebés o vaselina antes del baño, para ablandar las costras, y luego peinar en sentido del crecimiento del pelo con un cepillo suave.

Importante: jamás intentes quitar la costra con un peine común. El cuero cabelludo del bebé es muy sensible y podrías lastimarlo. Tampoco uses el peine fino, porque terminarás arrancando los pelitos y lastimando el cuero cabelludo. En ocasiones, se recurre a shampoos especialmente elaborados, pero deben ser recetados por el pediatra, que indicará cuál es el más adecuado para el bebé y en qué forma debe usarse.

Hay que tener en cuenta que la solución puede no ser definitiva: aunque logres quitarla, la costra láctea puede volver a aparecer antes de los 6 meses.

Con el asesoramiento de: Dra. Margarita Giardelli – Médica Dermatóloga Infantil.


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