El importante rol de los abuelos
“¡Van a ser abuelos!” La primicia llega algunas veces de manera sorpresiva, y otras como la confirmación de un momento largamente esperado. En la pareja de flamantes padres se produce una conmoción frente al arribo de un bebé. Cosa similar sudece con ellos: llega el desafío de estrenar el nuevo rol de abuelos.
El vínculo que se establece con los nietos es, sin lugar a dudas, único. Como la responsabilidad de la educación recae sobre los papás, los abuelos pueden relajarse y mimar sin culpas al pequeño. Y quizás, hasta consentirle cosas que no les permitieron a sus propios hijos.
Pero mimar a un nieto no significa malcriarlo. De hecho, es posible instaurar un vínculo muy sólido que no se base en la trasgresión continua de los límites. ¿Cómo? Estimulando la inteligencia del niño sin perder de vista sus intereses; ayudándolo a descubrir el placer de aprender cosas que no solo tengan que ver con los contenidos escolares; contándole historias e incentivándolo a crearlas; enseñándole a cocinar, a vestir muñecas, a arreglar juguetes…
También pueden contarles a sus nietos cómo eran sus papás cuando eran niños, cuáles eran sus juegos favoritos y cómo disfrutaban su infancia. Es como un puente que une generaciones y nos permite conocer nuestras raíces.
Además, los abuelos pueden ser una guía espiritual, enseñando a rezar, cantar y jugar juegos que trascienden el tiempo. La diversión y el cariño se multiplican cuando comparten esos momentos juntos. Los abuelos son una fuente inagotable de sabiduría y amor.
Un soporte esencial
Los abuelos son la esencia misma de la historia familiar. Son custodios de recuerdos y experiencias que enriquecen nuestra vida. A través de sus relatos, pueden transportar a los más pequeños a épocas pasadas, mostrándoles cómo era la vida en aquel entonces, las costumbres y tradiciones.
También pueden contarles a sus nietos cómo eran sus papás cuando eran niños, cuáles eran sus juegos favoritos y cómo disfrutaban su infancia. Es como un puente que une generaciones y nos permite conocer nuestras raíces.
Además, el rol de los abuelos suelen representar una gran ayuda para los papás en algunas situaciones. La tranquilidad es que -como aman al pequeño- nadie mejor que ellos para cuidarlo. Si mamá y papá tienen, por ejemplo, una cena, los abuelos suelen estar dispuestos y felices de recibir al nieto en casa y cuidarlo mientras sus padres no están.
Pero ser abuelos no significa ser “segundos padres”. Tan importante es su función, que suponer que son suplentes de los papás sería desmerecerla.
Estrenando el nuevo rol
Adaptarse al rol de abuelo no siempre es tarea fácil. Habrá que ver qué representa en el imaginario de cada uno el hecho de tener un nieto. Para muchos, significa la posibilidad de otorgar a sus vidas un nuevo sentido: volver a sentirse útiles y disfrutar de entregarse a juegos como quizá no sucedía desde hacía tiempo. Para otros, por el contrario, está asociado al concepto de vejez, como si abuelo y viejo fueran sinónimos, y desde ya que en estos casos la sensación inicial no suele ser tan placentera.
Es cierto, sin embargo, que el mundo ha cambiado mucho. Tanto, que en la actualidad los adultos mantienen una vida activa hasta edades muy avanzadas. Antes, la mujer era exclusivamente ama de casa, su destino natural era ser madre y luego abuela dedicada “tiempo completo” al cuidado de sus nietos. Pero hoy, las abuelas no solo se mantienen jóvenes sino que disfrutan de realizar actividades, salir con amigas e incluso estudiar alguna asignatura que quedó pendiente. Eso hace que a veces no dispongan de todo el tiempo que los papás desearían para el cuidado del pequeño. Pero a no angustiarse, porque eso aporta un ingrediente muy interesante al vínculo con los nietos. Ser abuelos vitales y llenos de proyectos es uno de los ejemplos de vida más hermosos que se les puede dar a los niños.
Asesoró: Dra. Mariana Czapski, Psicóloga y Especialista en Psicología Clínica
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