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Hijos de padres separados: cómo acordar con quién pasarán las fiestas de Navidad y Año Nuevo

Para la mayoría, las Fiestas son momentos de celebración, especialmente para los niños. Desde que experimentan su primera Navidad o cumpleaños y comprenden su significado, estas fechas se convierten en las más esperadas del año. Sin embargo, cuando los padres se separan, lo que antes era una ocasión para reunir a toda la familia puede transformarse en un periodo cargado de emociones encontradas y tristeza.

Lo más justo y salomónico es que pasen una fecha con cada uno: Navidad con uno y Año Nuevo con el otro, y alternar el orden al año siguiente. 

Dejar de lado los resentimientos y priorizar a los hijos también es una manera de amarlos. 

Mi regalo, tu regalo

A veces, la lucha entre los excónyuges se traslada a los ámbitos más diversos, a punto tal que los hijos se convierten en presas del conflicto. Y conscientes de lo que representan los regalos, muchos creen que la Navidad es una buena ocasión para “sumar puntos”. ¿Quién le hará el regalo más importante para Navidad o para Reyes? ¿Cuál le gustará más? Son interrogantes que pueden interpretarse como: ¿A quién querrá más? 

Pero obviamente no es por medio de los obsequios ni compitiendo con la expareja la forma de despejar el temor o de asegurar el amor de sus pequeños. Además, para los chicos es Papá Noel o los Reyes Magos quien en realidad trae los regalos, e incluso cuando sospechen de la participación de papá y mamá, lo que menos necesitan es quedar atrapados en esos tironeos. Muchos padres no pueden resistir la tentación de diferenciarse y hacen obsequios deslumbrantes. Sobre todo en momentos en que la expareja no dispone de una situación económica que le permita estar a la al tura de las circunstancias. Una forma de romper el circuito de competencia velada es tratando de entender que se trata de un niño, y que en definitiva un presente no es algo que lo perjudique. Cuánto mejor si para esa Navidad o Reyes uno de los regalos es muy importante, aunque no sea el que le hicimos nosotros. Tolerar estas diferencias y regocijarse por su alegría ayudará al niño a disfrutar el momento sin sentir culpa. Dejar de lado los resentimientos y priorizar a los hijos también es una manera de amarlos.

Ellos primero 

Crear las condiciones para que las Fiestas sean un momento de felicidad para los hijos es tarea de los adultos. Conservar la magia y la función tranquilizadora de las celebraciones también. Hacer hincapié en la importancia y la alegría de compartir permitirá no quedar atrapados en la disputa de quién hizo el mejor regalo. Tratemos de que estas Fiestas no se convierta en motivo de conflicto, del cual los chicos nunca salen ilesos. Para ello, la única solución es tomar conciencia de que nuestras decisiones los afectarán. Y es en ellos, únicamente en ellos, en quienes debemos pensar.

Asesoró: Dra. Mariana Czapski, Psicóloga y Especialista en Psicología Clínica.

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