mamá & mamá
Pamela y Mariana se conocieron hace 10 años, gracias a una pasión en común: el fútbol. Tiempo después se convirtieron en una familia formada por dos mamás y dos nenas.
Pamela es oriunda de Arrecifes, donde ya practicaba fútbol. A los 19 años vino a Buenos Aires a estudiar periodismo, y siguió jugando futsal en el Club de Jóvenes. Mariana era DT de fútbol femenino en Atlanta. Siempre fue muy dedicada a su trabajo y muy reservada en cuanto a su vida personal.
Un día sus clubes se enfrentaron en un partido. Pamela era arquera y Mariana la DT del equipo contrario. “Fue amor a primera vista, y no es una frase hecha”, cuenta Pamela Visciarelli. “Cuando la vi le dije a mi amiga Lucrecia ‘¿Quién es esa chica?, ¿de dónde salió? Haceme gancho que me quiero casar con ella’”. Mariana ni la registró.
Mucho tiempo después –y con la complicidad de la amiga en común– Mariana aceptó ir a tomar algo a un bar con Lucrecia. Y “casualmente” se les unió Pamela. “Las dos me engañaron”, cuenta entre risas Mariana Blanco.
“Ese día pegamos onda, y podría decirte que, desde esa fecha, no nos separamos más”, agrega Pamela. Desde aquella “primera cita” pasarían muchas cosas…
Un quiebre en la vida
Como tantas veces, la vida nos sor-prende. Mariana era un “hueso duro”, pero Pamela es de las que no se dan por vencidas fácilmente.
Poco después, Pamela se quebró un brazo en un partido, y fue Mariana quien debió subirse a la ambulancia para acompañarla. “Eso nos unió un montón; yo estaba sola en Capital y me tuvieron que operar”, expresa Pamela. Y agrega: “Mi mamá –que ya falleció– siempre me decía ‘fue el quiebre de tu vida’, hubo un antes y un después a partir de esa lesión”. Y así fue: no se separamos más.
¡Nos casamos!
Pamela insistía en que eran novias. Pero Mariana era muy independien-te. “Yo vivía sola, tranquila, con mis tiempos y mis cosas, y no tenía ganas de rendirle cuentas a nadie. Como ella tanto insistía, un día le dije ‘si lle-gamos al año, nos casamos’”, relata. Y ese día llegó. El 18 de noviembre de 2011 –exactamente un año y un día después de iniciada su relación– Pamela y Mariana dieron el sí en el Registro Civil de la calle Uruguay, gracias a la Ley de Matrimonio Igualitario sancionada en julio de 2010. Unos meses antes la mamá de Pamela enfermó y vino a Buenos Aires. Ya en la clínica, no solo las alentó a que contrajeran matrimonio, sino que desde su cama se encargó de organizar el casamiento, la reunión y la lista de invitados.
“Muchos de mis compañeros de trabajo se enteraron de mi orientación sexual cuando les entregué la invitación del casamiento”, explica Mariana.
Queremos ser mamás
Unos años después de haber contraído matrimonio empezaron a soñar con tener un hijo y formar una familia. “Había mucho vacío, mucho desconocimiento; hace 10 años no se sabía lo que se sabe ahora. Por una conocida de Marian fuimos a un centro de fertilidad. La idea era que ella quede embarazada primero, ya que es 12 años mayor que yo”, aclara Pamela.
Y así fue. Primero le realizaron cinco tratamientos de baja complejidad, pero sin resultado, que abonaron en forma privada. “Cuando salió la Ley de Fertilización Asistida fue una súper ayuda, nos permitió concretar un sueño. Cambiamos de centro de fertilidad, de médico, de banco de semen… cambiamos todo”, explica Mariana.
Pamela aclara “el banco de semen que utilizamos tiene un programa abierto y uno cerrado. Nosotras elegimos el cerrado: eso quiere decir que ni Juana ni Eva pueden conocer al donante, así como nosotras no pudimos ver ni siquiera una foto; es un programa de identidad anónima”. Y agrega “también existe un sistema abierto en el que las madres pueden ver un perfil del donante, y los hijos –cuando cumplen la mayoría de edad, pueden ver el perfil si así lo desean”.
“Cuando cambiamos de centro de fertilidad encontramos una profesional increíble; siempre nos hablaba, nos aconsejaba, y se ‘súper’ comprometió con nuestra historia. Y nos dijo que haríamos un solo intento más con Mariana, pero de alta complejidad. Si bien se generaron tres embriones, no se logró el embarazo. Y ahí nos contó sobre el método ROPA (Recepción de Óvulos de la Pareja): utilizaríamos mis óvulos, pero lo gestaría Marian. Me estimularon, me aspiraron muchísimos folículos, y se formaron 8 embriones. Dos fueron transferidos a Marian y el resto se congelaron”, cuenta Pamela. Días después llegó la noticia tan esperada: el test dio positivo. La reacción de ambas familias fue más que buena.
“Mi embarazo fue maravilloso, lo disfruté mucho, me encantaba estar con la panza. No tuve ni una náusea, nada. Trabajé hasta el 8vo. mes. Juana nació por cesárea. Fue una beba súper bien recibida por todos, por ambas familias”, expresó Mariana.
Dos años después del nacimiento de Juana, decidieron que era hora de darle un hermanito y de usar algunos de esos embriones que tenían congelados.
Esta vez sería el turno de Pamela. Le transfirieron dos embriones de buena calidad. Días después, volvieron a ver las dos rayitas del test. Eva estaba en camino. “Tuve un embarazo horrible, vivía con náuseas, y todas las molestias que la revista dice que se pueden llegar a tener”, cuenta entre risas. “Eva también nació por cesárea, porque estaba sentadísima”, agrega.
Tanto Pamela como Mariana pudieron presenciar el parto de su pareja.
Dos mamás. Una familia.
Hoy Juana tiene 3 años y Eva cumplió 1. “Somos una familia de dos mamás y dos nenas. Y tenemos 4 embriones congelados para un futuro”, dice Pamela. Y agrega “en realidad Juana y Eva son mellizas que nacieron en distintos momentos: los embriones tienen la misma edad, se formaron el mismo día, con mis óvulos y el esperma del donante”.
Para Juana, son “mamá Pame” y “mamá Mari”. Eva, recién está empezando con sus primeras palabras. “El otro día íbamos en el auto, las estaba llevando al jardín, y Eva empezó a decir pa-pa-pa-pa, y Juana le dijo ‘No Eva, dos mamás, mamá Pame y mamá Mari”. Y Mariana agrega: “Ella le cuenta a todo el mundo que tiene dos mamás, para ella es lo más natural, es lo que conoce. Somos familia”.
“Las nenas, en realidad, son mellizas que nacieron en distintos momentos: los embriones se formaron el mismo día, con mis óvulos y el esperma del donante”, explica Pamela.
“Se avanzó mucho. Hoy el DNI de las nenas, en el dorso dice hija de Pamela Visciarelli y Mariana Blanco, y eso es súper importante.”, cuenta Mariana.
Por Claudia Baschera
Fotos: Fernanda Terpolilli
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